martes, 13 de noviembre de 2007

A veces, lo más difícil es no hacer nada.


Esta meditación es sencilla y efectiva, indicada para cuando estamos inquietos y no vemos una salida a algún problema o circunstancia.
Nos buscamos un tiempo y un espacio donde estemos tranquilos.
Cerramos los ojos y respiramos por la nariz llevando un ritmo pausado.
Entramos en ese espacio íntimo y cálido que es solo nuestro. Los pensamientos poco a poco se van alejando. En este momento sabemos que el mundo funciona perfectamente sin nosotros.
Visualizamos una luz violeta justo delante de nosotros, como un gran huevo que tiene justo nuestro tamaño.
Al respirar, tomamos luz de color violeta y poco a poco esa luz no solo llena nuestro interior, también nos rodea y nos envuelve, estamos dentro de ese huevo.
Ese huevo es la matriz de la vida, la que nos sostiene y nos alimenta. En ese momento sabemos que todas nuestras necesidades van a ser cubiertas, y que existe ya la solución para nosotros. La respuesta nos va a llegar a través del lenguaje de nuestra intuición y solo nosotros sabemos traducirlo.
Salimos de la meditación con ánimo y tranquilidad, sabiendo que la respuesta está dentro, no fuera, pero que se va a manifestar fuera, en esta dimensión en la que existimos, en la forma correcta para nosotros en estos momentos.
La luz violeta es transmutadora de energías. El huevo está representado en la carta de la Suma Sacerdotisa que es nuestra parte interna, que sabe. También es útil contemplar la carta de la Suma Sacerdotisa en silencio, previo a la meditación unos minutos.

No hay comentarios: